ARQUITECTURA: LIBERTAD, EMERGENCIA Y PARANOIA.

por Camilo Restrepo O.

 

El planeta, supuestamente, ya no se entiende de manera local, esta interconectado. Lo que pasa en otros países puede repercutir en la economía o en la cultura local en cuestión de minutos, y por esto, ciertas culturas son epicentros y otras periferias y por esto las replicas de los primeros son sentidas en la periferia. Aunque de esto se habla en todas partes y se trata de vender este ideal en todos los medios, este fenómeno, como en algunos de los países “tercer mundistas” no es absolutamente cierto.

Los sucesos de todos los días en nuestra geografía no dan pausa para pensar detenidamente.


En un país donde las noticias no son mas que otras noticias - independientemente – de si descubrieron un nuevo yacimiento de petróleo, si la guerrilla o los paramilitares atacaron un pueblo y este fue devastado, ó si el gobierno fue desfalcado de nuevo por culpa de funcionarios públicos corruptos ó si otra de las “top” models se hizo una nueva operación estética; para los medios y la sociedad todo da igual, pues al fin y al cabo el sistema proporciona una operación inconsciente colectiva de escape continuo: “sálvese quien pueda y como pueda”.

En esta estampida, las relaciones espaciales y los límites de la ciudad y del país nos confunden, estas se deshacen y se refuerzan a si mismas, poniendo en entre dicho la veracidad del sistema, y la manera de operar en el, tanto como arquitectos, y como habitantes.

El estado no prevé el desarrollo de las ciudades, la mayoría de estas no tiene ninguna guía para el desarrollo del espacio público. Por otra parte, los municipios no invierten dinero en obras de arquitectura y esta no desempeña o significa un papel en la imagen que nuestra cultura proyecta de si misma, no es una forma de auto representación o de identidad. Las autoridades culturales de nuestra ciudad, como museos o espacios para la cultura, son casi invisibles, monopolizados o en el mejor de los casos sistemas anquilosados. Haciendo que finalmente solo nos auto – refiramos.

Bajo este panorama la ciudad está muerta, entumida y como tal abierta para recibir cualquier tipo de especulación, bien sea inmobiliaria, cultural o espacial. Bajo estos factores, la ciudad es simplemente acumulación de gente, carros, edificios. Las ciudades al fin y al cabo son el reflejo de sus habitantes y de su estructura social, cultural y económica.

Pero bajo esta situación la ciudad puede recibir y acoger cualquier fuerza, se entiende entonces, que el futuro de estos territorios urbanos quedan en manos de quien lo desarrolle y lo reclame, es decir indeterminado. Nuestras ciudades no pueden darse el lujo de auto-indeterminarse hasta que las derribemos y/o las construyamos según el período de “boom“ inmobiliario que nos toque vivir.
De que manera los arquitectos puede plantear otras formas de intervenir la ciudad?

El arquitecto pensante, actuante y caminante sabe negociar sus modelos operativos con las presiones económicas de los inversionistas y el descontrol y los intereses e ignorancia política de los funcionarios públicos de turno.

Es preciso llevar a cabo un plan de acción (1) para analizar, entender e intervenir ciertos fenómenos de la ciudad que impiden la implementación de nuevos dispositivos. Posiblemente, comprendiendo donde y de que manera es factible la inserción de otras variables, será mas fácil generar epicentros (2) .

No solo el analizar el sistema fisico, produce opciones. Y es en los sistemas de información y discusión donde es urgente construir áreas para que exista crítica multipolar, responsable. Porque para el medio de los arquitectos y sus profesiones afines el mundo todavía no es una red. Algunos creen y trabajan para que sea un campo abierto desde el cual disparar desde la trinchera, bajo el pretexto de la experiencia y la ambición. Así, no hay intercambio de información, no hay variables. De ahí la estaticidad del sistema, lo invariable de nuestras situaciones.


“Una profesión, que en esencia, solo se queja, nunca será capaz de realizar una aportación constructiva” (3)

Bajo estos fenómenos no es posible seguir creyendo que la arquitectura es: “El sabio y bello juego de los volúmenes bajo el sol”, sino el de las situaciones y los sistemas: bajo la noche, el día, la lluvia, la neblina, la temperatura, los materiales, los deseos, la economía, el movimiento, etc. Y seria un error no creerlo así, la ciudad por sus afectaciones, fenómenos, necesidades y organizaciones esta cada vez más radicalizada en sus formas de desarrollo y en su estructura.

Quizás la indefinición que la ciudad ofrece sea una posibilidad de acción a escala metropolitana, como pocas ciudades del mundo pueden ofrecer. Posiblemente las ciudades intermedias, como la nuestra, periféricas al mundo epicentrico, planteen mayores libertades y posibilidades. Un nuevo campo de acción. Nuevas áreas a trabajar y a intervenir. Nuestra ciudad presenta pocas áreas absolutamente consolidadas, la carencia de un centro histórico preservado y respetado, el hecho de no poder ver las fronteras entre municipios, ofrecen espacios de libertad de acción, que sobre un plan de DESARROLLO adecuado pueden producir otras maneras de relacionarnos y de construir otra mirada y posiblemente otra forma de ciudad.

“….Sin lugar a dudas asistimos a la bifurcación de ambiciones del arquitecto y de la sociedad actual.”
(4) En nuestro medio es posible que no sea una bifurcación, porque simplemente no han estado unidos. Mas bien asistimos a la apertura de intersticios, espacios intermedios, negociadores entre los polos radicalizados. En estos “entre – espacios” es apta la creación de grupos de acción, que opinen, que actúen y planteen una “sub - versión” de lo establecido y podrá esta ser la manera de operar, de considerar que es importante y como llevarlo a cabo.


Es entonces cuando surge el dilema operativo: ¿De que y como hacer la arquitectura cuando se piensa global, pero se vive local? Una arquitectura que sea capaz de moverse y cambiar según las exigencias que se le hacen desde múltiples y diferentes frentes?

Los arquitectos pueden revalorar el ejercicio de la arquitectura y rescatar su participación, para esto es preciso crear nuevos (5) programas, nuevas situaciones (6) (nuevas maneras de habitar, de entretenerse, de moverse, otras zonas a intervenir) que identifiquen necesidades contemporáneas. Programas que exijan la participación de los arquitectos como algo indispensable, que las necesidades surjan de estos, ir un poco mas adelante. Esta es una fase que debe ser complementada por el desarrollo de nuevas políticas legales de uso de la tierra, la creación de fondos para el desarrollo del espacio publico por parte de los estamentos administrativos, y la creación de entidades mixtas (privado-publico) de inversión y difusión educativa.

Estas diversiones ideológicas personales, no pretenden ser un “deber” o un “debería”, a manera de dogma o camino único para encontrar algunas situaciones que permitan trabajar de otra manera, una manera un poco mas acorde con las corrientes y fuerzas que nos alteran y guían nuestra realidad operativa y socio-cultural. Por el contrario, es la posibilidad de buscar nuevas miradas para la construcción o lectura de nuevos paisajes de acción. Revalorar aspectos y lugares, programas y memorias que de alguna manera siempre han estado disueltos en el aire o ignorados y por diversas razones no se han decantado o pretendido entender o mirar.

Es a través del aprovechamiento de estas situaciones aún etéreas que se podría emprender una re-definición de la ciudad y la manera de operar en ella. El truco, posiblemente sea la capacidad que se tenga para ver la arquitectura como un sistema de transferencia abierta, donde de manera específica se aviva, se enfatiza, se intercambia o se cruzan una o más situaciones presentes, posibles o deseadas y ser capaz de captarlas conjuntamente.


Es entonces a base de manipular los sistemas de transferencia (7), que puede resultar esa “nueva” manera, los “nuevos” programas, así lo inesperado toma inmediatamente una posición que estimula y permite nuevas libertades de operación espacial, haciendo de estas estrategias algo posible que constituyen inevitablemente nuevas formas de orden.

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(1) Un plan de acción es una idea para ser insertada en un sistema, una actitud que puede ser tan simple como la manifestación escrita pro o contra un fenómeno, ó el imaginar nuevas estrategias de intervención directa sobre la ciudad, los cuales en una primera fase no necesitarían ser intervenciones construidas.

(2) Sí puede ser posible entender la manera de intervenir la ciudad a través de la implantación de múltiples dispositivos de carácter epicentrico, se podría especular que al cruzarse las ondas de influencia de estos y al estas dispersarse pueden aparecer espacios intermedios. Estos, a su vez interconectados, pueden formar una nueva red, una subestructura de nuevos fenómenos y condiciones. La cual ayudaría a desradicalizar el sistema estructural.

(3) REM KOOLHAAS, Conversaciones con estudiantes, GG, 2002

(4) Ibidem

(5) Aquello que por definición se separa de lo que ya ha aparecido, distinto.

(6) El modelo de habitar se debe poder extender, parques que son cubierta de otra edificación, Los vaqueros tecnológicos que consideraban el campo como RURBANO. La desmitificación de la técnica como ideología arquitectónica. La revalidación de que la arquitectura se hace a partir de situaciones.

(7) Transferencia: Puede ser entendida como el paso de fenómenos y/o situaciones registradas o inducidas de un lugar a otro. Bien sea por aumento, collage, reducción, focalización o cualquier otro tipo de captura intencionalizada.


<< este texto fue publicado en el fanzine de arquitectura CASA TOMADA, en Medellin, Colombia >>

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